¿Los problemas que enfrentan las empresas de viajes compartidos se deben a su propia decisión de calificarse como “viajes privados” en lugar de taxis, tratando así de eludir una legislación de taxis más estricta?
Las regulaciones actuales en Europa sobre viajes compartidos y servicios de movilidad relacionados siguen preocupando a las personas. El presidente de Bolt, Yevgeny Kabanov, compartió recientemente algunos ejemplos notables e impactantes de legislación que, en su opinión, necesitan una revisión urgente. Su mensaje, publicado en las redes sociales, llamó inmediatamente la atención y generó un animado debate entre varios profesionales.
paseo vacío
Kabanov citó a Alemania como ejemplo, donde los conductores de empresas de viajes compartidos deben hacer un “viaje vacío” de regreso al garaje si no se les vuelve a reservar inmediatamente. Esto significa que se recorren kilómetros innecesarios, lo que resulta desventajoso tanto desde el punto de vista económico como ecológico. En España, se han impuesto requisitos mínimos sobre las dimensiones de los vehículos de viaje compartido en las regiones de Cataluña y Andalucía, lo que significa que los coches más pequeños y a menudo más económicos ya no son elegibles. Quizás el ejemplo más extraño proviene de Grecia, donde el período mínimo de alquiler de un vehículo de viaje compartido es de tres horas, incluso si el viaje real dura sólo veinte minutos.
Kabanov señaló que estas normas no son sólo anécdotas, sino la dura realidad de millones de europeos. Dice que las regulaciones obsoletas crean obstáculos e incertidumbre tanto para los conductores como para los pasajeros en muchos países de la UE. Según él, existe una necesidad urgente de un enfoque uniforme en toda la UE para la movilidad urbana compartida, algo que Bolt quiere seguir defendiendo.
De publicación de Kabanov provocó varias respuestas, incluida la de Azarel Chamorro, quien señaló que muchas de estas reglas probablemente estén obsoletas y sean fácilmente eludidas. Enfatizó que es importante estudiar estas normas desde todas las perspectivas, incluido el impacto en los modelos de empleo.
Chamorro considera que los viajes compartidos son el siguiente paso lógico en la evolución de los taxis, pero advierte que los modelos descontrolados de oferta, precios y economía de conciertos podrían provocar importantes pérdidas económicas y sociales. Pidió a los responsables de las políticas que incluyan estos factores en sus consideraciones, como la responsabilidad de los conductores de gestionar sus propios vehículos y pagar su propio seguro social.
procesos democráticos
Zahhar Kirillov, Agile Delivery Manager de EPAM Systems, comentó sobre la propuesta de Kabanov de un enfoque a escala de la UE. Señaló que los procesos democráticos en cada país conducen a una legislación adaptada a los problemas y deseos específicos de esa sociedad. Si bien algunas reglas pueden parecer tontas, a menudo se adoptan después de una extensa consideración y múltiples rondas de votación. Kirillov señaló que un enfoque único para todos, como el propuesto por Kabanov, podría conducir a nuevas regulaciones, quizás igualmente imprácticas.
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Steven Harrod, profesor asociado de la Universidad Técnica de Dinamarca, ofreció otra perspectiva. Sugirió que los problemas que enfrentan las empresas de viajes compartidos se deben a su propia decisión de calificarse como “viajes privados” en lugar de taxis, tratando así de evitar una legislación de taxis más estricta. Según Harrod, estas normas no se aplicarían a los taxis, lo que plantea la cuestión de si sería mejor para las empresas de viajes compartidos cumplir con las normas de taxis existentes en lugar de abogar por una nueva legislación hecha a medida.
debate
Este debate subraya la complejidad de regular la movilidad compartida en Europa. Por un lado, es necesario revisar normas obsoletas y a veces ilógicas, mientras que, por otro, hay que considerar cuidadosamente las consecuencias de la desregulación y la introducción de nuevos modelos. El debate entre innovación y regulación sigue siendo de actualidad, donde se deben sopesar cuidadosamente los intereses de las empresas, los conductores y los pasajeros.