En Ámsterdam, dos taxistas han sido asaltados violentamente en apenas una semana, un hecho preocupante que plantea la cuestión de cómo se protege este colectivo profesional contra este tipo de incidentes.
Los taxistas de la ciudad están tomando diversas medidas para garantizar su propia seguridad y cada vez surgen más iniciativas para aumentar el control social dentro del grupo. La semana pasada tuvo lugar un incidente en el que un taxista recogió a tres hombres cerca del Rijksmuseum. Lo que empezó como un trabajo rutinario acabó en un violento enfrentamiento en Osdorp.
Una vez llegado a Nieuw-West, uno de los pasajeros sacó un arma de fuego, lo que provocó un forcejeo en el que el conductor acabó en la acera. Los tres hombres huyeron a toda velocidad en su taxi, mientras que el conductor tuvo que pedir ayuda a los vecinos porque su teléfono y su cartera se quedaron en el coche. Unos días más tarde se recuperó el taxi robado, pero los autores seguían prófugos.
segundo en poco tiempo
Llama la atención que este violento robo fue el segundo en poco tiempo. Unos días antes, el lunes, otro conductor fue asaltado a punta de pistola. Este conductor incluso fue atado en el maletero de su propio taxi y amenazado con secuestro. La policía está investigando si existe una conexión entre los dos incidentes, que según las autoridades son excepcionales, especialmente porque ocurrieron muy juntos.
Hedy Borreman, director de Taxi Centrale Amsterdam (TCA), califica los incidentes como preocupantes en los medios de comunicación y destaca que ha pasado "mucho tiempo" desde que un conductor fue asaltado. "Obviamente es terrible para ambos", dice. “No puedes imaginar lo que pasa por tu mente cuando de repente te apuntan con una pistola a la cabeza”.
Los recientes robos han provocado una ola de malestar entre los taxistas de Ámsterdam. El centro ahora está investigando opciones para mejorar la seguridad del conductor. Borreman señala que antiguamente tenían cámaras en los taxis, pero que estas fueron retiradas por normas de privacidad. Sin embargo, ahora la gente está considerando con cautela opciones para fotografiar brevemente a los pasajeros al abordar como medida preventiva. Además, el TCA ofrece desde hace un tiempo formación en resiliencia, para que los conductores puedan defenderse mejor y evaluar los riesgos.
Otra iniciativa que surge de la necesidad de mayor seguridad es un grupo de WhatsApp llamado SOS Central, creado por el conductor Oualid y algunos compañeros que utilizan la ubicación de la Estación Central. El grupo cuenta ahora con 89 miembros y sirve como una versión moderna de la antigua radio móvil, donde los conductores se advierten mutuamente de situaciones peligrosas y pueden pedir ayuda rápidamente.
medidas
Aunque la mayoría de los conductores afiliados a un centro se sienten más seguros gracias a las nuevas medidas y al apoyo mutuo, los conductores autónomos corren un mayor riesgo, según Oualid. A menudo están solos en el camino y tienen menos acceso a las redes que sus colegas en las centrales eléctricas más grandes. Sin embargo, Oualid sigue siendo optimista sobre la seguridad en su campo, siempre y cuando exista suficiente control social.
El veterano conductor Fred van Duinen, que lleva cuarenta años en el sector, no se deja disuadir por los recientes incidentes. “En todos estos años, sólo he tenido la sensación de que algo andaba mal dos veces”, afirma. “La gente muchas veces lo olvida, pero ser taxista es una profesión. Sentimos problemas”. indica van Duinen en la Escuela Parroquial.
El aumento de incidentes violentos contra taxistas en Ámsterdam subraya la necesidad de seguir prestando atención a la seguridad de esta profesión. Mientras la policía y las compañías de taxis investigan cómo proteger mejor a los conductores, los propios conductores siguen dependiendo en gran medida de su propia vigilancia y solidaridad dentro de su comunidad.