Parece un pequeño detalle, pero provocó una tormenta de reacciones en Bélgica.
El popular conductor de tren Ilyass Alba recibió una denuncia formal porque dijo “bonjour-buenos días” por el interfono en una parada en Vilvoorde, en el Brabante Flamenco. Según las estrictas normas lingüísticas vigentes en Flandes, en aquel momento sólo debería haberse dirigido a sus viajeros en holandés. La denuncia, presentada ante el Comité Permanente de Supervisión Lingüística, fue declarada fundada.
La empresa ferroviaria belga NMBS reaccionó inmediatamente al incidente y ahora pide más flexibilidad en la normativa lingüística. "No queremos conductores de trenes robóticos que tengan miedo de hablar amablemente con los viajeros", afirma el portavoz del NMBS, Dimitri Temmerman. "Nuestros directores deben poder adaptarse a la realidad del momento, especialmente en un país multilingüe como Bélgica".
reglas estrictas del idioma
Alba, quien según el reportando tiene muchos seguidores en Het Nieuwsblad gracias a sus mensajes en las redes sociales sobre la vida cotidiana en los ferrocarriles, según informa la propia denuncia. El incidente se produjo cuando su tren pasaba cerca de Vilvoorde, a apenas un minuto de la frontera con la región bilingüe de Bruselas. Allí se aplican reglas diferentes: se permiten anuncios bilingües, y el orden de los idiomas depende de la lengua materna del conductor.
Sin embargo, Vilvoorde se encuentra enteramente en Flandes, donde las normas dictan que sólo se puede utilizar el holandés para comunicarse con los viajeros. Además, las señales digitales del tren solo deben mostrar información en holandés. El viajero que presentó la denuncia destacó que el saludo en francés constituía una violación de estas normas. Según el NMBS, este incidente expone las limitaciones de la legislación lingüística actual.
práctica
Las normas lingüísticas para los conductores de trenes están establecidas en una legislación compleja que controla estrictamente las fronteras lingüísticas en Bélgica. En Flandes, el holandés es el único idioma oficial. En Bruselas, que es oficialmente bilingüe, los revisores pueden hacer sus anuncios tanto en holandés como en francés. Los trenes al aeropuerto de Zaventem son una excepción: allí se permite el uso de cuatro idiomas (holandés, francés, inglés y alemán), independientemente de la ubicación.

Aunque la denuncia fue formalmente declarada bien fundada, NMBS quiere evitar que este tipo de situaciones se agraven en el futuro. Por ello, la empresa de transporte aboga por un marco más flexible que ofrezca a los conductores el espacio para adaptarse a situaciones específicas.
Dimitri Temmerman explica: “En Bruselas, el orden de los idiomas depende de la lengua materna del 'chef de bord'. Un conductor de tren de habla holandesa comienza en holandés, mientras que uno de habla francesa comienza en francés”. Sin embargo, el cumplimiento estricto de estas normas en Flandes parece plantear cada vez más dudas en situaciones como la de Alba.
El incidente ha reavivado el debate sobre la aplicabilidad de la legislación lingüística. Según los críticos, la denuncia contra Alba demuestra que las normas ya no reflejan la realidad. "No queremos compartimentación, sino un servicio hospitalario que refleje la diversidad de nuestra sociedad", afirma Temmerman.
Muchos viajeros expresaron su apoyo a Alba en las redes sociales. Elogiaron su amabilidad y su dedicación para hacer que la experiencia en el tren fuera lo más placentera posible. Algunos calificaron la denuncia de “absurda” y “política simbólica”. Para la propia Alba, el caso es una lección de lo sensibles que pueden ser las cuestiones lingüísticas en Bélgica.
Fuente: Belga