La Unión Europea presiona cada vez más para independizarse de la influencia del multimillonario Elon Musk, cuya red de satélites Starlink domina actualmente el sector de servicios de Internet en órbita terrestre baja (LEO).
Bruselas dio un paso importante el 16 de diciembre al firmar contratos con un consorcio de empresas europeas para desarrollar una alternativa: el programa IRIS2. Este ambicioso esfuerzo debería proporcionar un pilar sólido para una Europa digital, resiliente y más segura. El proyecto IRIS2 se anunció en noviembre de 2022 y tenía como objetivo estar operativo en 2024.
Aunque ese objetivo no se ha logrado, la Comisión Europea sigue decidida. El consorcio, formado por la SES de Luxemburgo, la Eutelsat francesa y la española Hispasat, ha iniciado recientemente los preparativos. El director general de SES, Adel Al-Saleh, destacó que se trata de un proyecto complejo, en parte debido a la coordinación entre los distintos Estados miembros de la UE. Elogió la determinación de la Comisión Europea de hacer despegar el programa.
En comparación con Starlink de Musk, que ya cuenta con más de 6.000 satélites en el espacio, IRIS2 se queda atrás. Starlink se beneficia de regulaciones favorables, generoso apoyo financiero y contratos a gran escala del gobierno estadounidense, factores que todavía faltan en Europa. Sin embargo, el retraso también ofrece oportunidades. Los analistas de ING señalan que Starlink no puede satisfacer la demanda en algunos mercados, como Londres. Esto crea oportunidades para modelos alternativos como los servicios satelitales SES, que operan en órbita media (MEO) y ofrecen más capacidad.
Misiles europeos y dependencia
Los satélites IRIS2 se lanzarán a bordo del cohete europeo Ariane 6, que ya ha sufrido varios retrasos. Después de un primer vuelo en julio, el próximo vuelo no está previsto hasta febrero de 2025. Para un reciente lanzamiento el 17 de diciembre de dos satélites MEO, SES optó por el más fiable Falcon 9 de SpaceX, irónicamente propiedad de Elon Musk.
La Unión Europea ha reservado 6 millones de euros para el proyecto IRIS2, una cantidad significativa pero aún menor que el apoyo que recibe SpaceX de la NASA, el Pentágono y otras agencias gubernamentales estadounidenses. Según expertos como Micah Walter-Range de Caelus Partners, es más fácil hacer negocios en Estados Unidos, donde existe un marco regulatorio único. En Europa, las empresas tienen que tener en cuenta diferentes idiomas, regulaciones e intereses políticos, lo que hace que proyectos como IRIS2 sean complejos.

Sin embargo, Europa sigue siendo optimista. Startups locales, como The Exploration Company, están trabajando en tecnologías que puedan competir con las de SpaceX. El objetivo no es sólo la independencia de la influencia de Musk, sino también la restauración del liderazgo de Europa en el sector espacial.
Apple y GlobalStar
Además de Starlink, otras empresas siguen innovando. Apple, en asociación con Globalstar, está ampliando sus servicios satelitales. A partir del próximo año, algunos usuarios de Apple Watch podrán enviar mensajes de texto a través de los satélites Globalstar. Aunque Globalstar se muestra cauteloso a la hora de mencionar a Apple en declaraciones públicas, la asociación demuestra cómo la tecnología y la conectividad se están fusionando cada vez más.
La competencia en la conectividad satelital de dispositivos directos está aumentando. Starlink está asociado con T-Mobile, mientras que AST SpaceMobile tiene acuerdos con AT&T y Verizon. Sin embargo, Globalstar se está posicionando de manera única al trabajar directamente con fabricantes de hardware como Apple, lo que, según el director ejecutivo, Paul Jacobs, es una estrategia más atractiva.
desechos espaciales
Mientras tanto, Astroscale de Japón está trabajando en tecnologías innovadoras para limpiar desechos espaciales. La compañía anunció que su nave espacial Adras-J estuvo a 11 pies de un cohete japonés abandonado el 15 de diciembre. Esto marca un paso adelante para abordar un problema creciente en el sector espacial.
Si bien Europa y otros actores como Astroscale están logrando avances, el dominio de SpaceX y otras empresas estadounidenses sigue siendo un difícil desafío. Los próximos años serán cruciales para que el sector espacial europeo demuestre que puede competir en un escenario global dominado por Musk y otras superpotencias.